“Esta alma compasiva quiere ayudar, pero no se le ocurre que necesitemos esa desdicha, que tú y yo necesitemos los miedos, las necesidades, las pobrezas, la oscuridad nocturna del alma, los lances, los riesgos, las caídas, etc., como sucede de igual manera con sus contrarios. Y no piensa, dicho en términos místicos, para llegar a nuestro cielo íntimo siempre debemos transitar por el regocijo de nuestro infierno”.
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