“Aquellos versos le parecieron tan solo una emanación instantánea y aislada de la pasión que le tenía; los elogió pero no me volvió a hablar de ellos. Prefería nuestras conversaciones naturales y aun nuestros momentos de silencio uno en pos de otro a los juegos de imaginación que profanan el alma mucho más de lo que la manifiestan”.
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