“¡Oh! ¡quién en su vida no ha gozado de esta felicidad sin estar seguro del día siguiente, en que la vida se concentra en una hora que se quisiera hacer eterna, y en que se siente escapar minuto a minuto, escuchando el balancear del péndulo que marca los segundos, viendo la aguja que devora la hora en la esfera, sintiendo la rueda del coche que a cada vuelta abrevia el espacio o escuchando el ruido de la proa que deja detrás de sí las agujas que os acerca a la orilla para haceros bajar del cielo vuestros ensueños a la playa dura y fría de la realidad!”.
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