“Podría parecer extraño, pero ahora, cuando nos encontrábamos en la boca del abismo, me sentí más tranquilo que cuando nos estábamos acercando a él. Ya había perdido todas las esperanzas, librándome así de una buena parte del terror que me había debilitado. Creo que fue la desesperación la que me calmó los nervios”.
Las esperanzas unas veces son buenas, pero otras, las veces en las que son infundadas, provocan cansancio, agotamiento. Esta es una cita de Edgar Allan Poe en su relato 'Un descenso al Maelström' y, aunque trágica, tiene un punto de verdad innegable
No hay comentarios:
Publicar un comentario