“Llegaba hasta llamarme feliz y a cantar...

“Llegaba hasta llamarme feliz y a cantar himnos a la resignación a que estábamos condenados por un amor inmenso. Pedía a Julia que no pensase en mis penas y que tampoco las tuviera ella. Le mostraba un valor, un desprecio de la felicidad terrena, que algunas veces sólo tenía en las palabras”.

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