“Sí; tenía que haber, como lord Henry había profetizado, un nuevo hedonismo que recreara la vida, que la salvara de ese puritanismo tosco y violento que está teniendo en nuestra época un extraño renacimiento. Un hedonismo que utilizaría sin duda los servicios de la inteligencia, pero sin aceptar teoría o sistema alguno que implicara el sacrificio de cualquier modalidad de experiencia apasionada”.
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