“Aquella muchacha, cuya vida había transcurrido hasta entonces en las entrañas del macizo terrestre, había contemplado al fin lo que constituye todo el universo, tal como lo hicieron el Creador y el hombre. Su mirada, tras haber planeado sobre la ciudad y el campo, acababa de extenderse, por primera vez, sobre la inmensidad del mar y lo infinito del cielo”.
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