“En cierto sentido, comprendía que estaba condenada, que más tarde o más temprano la Policía del Pensamiento la atraparía y la mataría, pero, al mismo tiempo, creía posible construir un mundo secreto en el que uno pudiese vivir como quisiese. Lo único que hacía falta era suerte, astucia y valor”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario