“Una de las chicas de amarillo estaba tocando el piano, y junto a ella, una joven pelirroja y alta, integrante un famoso coro, entonaba una melodía. Había bebido una gran cantidad de champán y había decidido, en el curso de su canción, la muy boba, que todo era muy triste, tristísimo y no solo cantaba, sino que también lloraba”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario