“Volví sobre mis pasos y me dirigía hacia ella, y hubiese dicho, sin duda...

“Volví sobre mis pasos y me dirigía hacia ella, y hubiese dicho, sin duda: “¡Señora!”, si no hubiese sabido que tal exclamación se repite miles de veces en todas las novelas aristocráticas rusas. Fue la única razón que me contuvo”.

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