“Los cuadros no me habían dislocado nunca; precisamente. Cierto. Pero yo ansiaba poseer aquél. Quería que fuese mío. Aspiraba a colgarlo en cualquiera de las pareces de mi cuarto, para sentarme frente a él y pasarme las horas muertas contemplándolo al tiempo que me decía que era mío”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario