“¿Sabe usted por qué me siento tan feliz al contemplarle?...

“-¿Sabe usted por qué me siento tan feliz al contemplarle? -dijo ella-. ¿Por qué le amo tanto?
-¿Por qué? –y mi corazón temblaba.
-Le amo, porque no se ha enamorado de mí. Otro, en su lugar, no me dejaría en paz, me atormentaría, caería enfermo… ¡Y usted es tan bueno!”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario