“¡Ah, si fuese posible ingresar en un manicomio para que me cambiasen el cerebro...

“«¡Ah, si fuese posible –me decía- ingresar en un manicomio para que me cambiasen el cerebro, para que me lo hicieran de otra manera, y curara pronto!...». Tenía ansias de vivir y de creer en la vida. Finalmente rompí en una sonora carcajada. ¿Qué haría yo al salir del manicomio: volver a escribir novelas?”.

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