“Me cogió una mano entre sus deditos ardientes, pero de repente me soltó...
“Me cogió una mano entre sus deditos ardientes, pero de repente me soltó. Pensé que no podía achacarlo a que sintiera aversión por mí, sino a costumbre suya…, o quizás a que, habiendo sufrido tantas desgracias, ya no confiaba en nadie”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario