“¿Para qué? –preguntó Barbicane, cuyo carácter positivo era...

“-¿Para qué? –preguntó Barbicane, cuyo carácter positivo era poco sensible a las bellezas del arte. -¿Para qué, amigo Barbicane? ¡Ay! Por el mero hecho de preguntarlo, me temo que no lo comprenderás más”.

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