“Examinaba con minucioso cuidado, y a veces con un júbilo monstruoso y terrible...

“Examinaba con minucioso cuidado, y a veces con un júbilo monstruoso y terrible, los espantosos surcos que cortaban su arrugada frente y que se arrastraban en torno a la boca sensual, perdiendo todo su encanto, preguntándose a veces qué era lo más horrible, si las huellas del pecado o las de la edad”.

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