“Al observar el rostro sin ojos y la mandíbula que se movía a toda prisa...

“Al observar el rostro sin ojos y la mandíbula que se movía a toda prisa arriba y abajo, Winston tuvo la sensación de que no era una persona de verdad sino una especie de muñeco. No era el cerebro de aquel hombre quien hablaba, sino su laringe. Lo que salía de ella estaba hecho de palabras, pero no era un verdadero discurso: era un ruido emitido inconscientemente, como el graznido de un pato”.

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