“La primera vez que habían hecho el amor había sido poco más que un acto de voluntad. Pero a partir de la segunda vez había sido diferente. El olor de su pelo, el sabor de su boca, y el roce de su piel parecían habérsele metido dentro, o impregnado el aire que le rodeaba. Se había convertido en una necesidad física, en algo que no solo quería sino a lo que creía tener derecho”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario