“Pero nada hay en el mundo tan defectuoso que no logre el espíritu de la humanidad...

“Pero nada hay en el mundo tan defectuoso que no logre el espíritu de la humanidad -es decir, el espíritu del amor, el espíritu de Cristo, que no está en las iglesias- si ya no modificarlo por completo, al menos pueda ayudar a soportarlo sin demasiada amargura”.

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