“Cuando pienso en la religión, siento que me gustaría fundar una Orden para los que no creen...

“Cuando pienso en la religión, siento que me gustaría fundar una Orden para los que no creen: se la podría llamar Cofradía de los Incrédulos. Ante un altar en que no ardiese ningún cirio, un sacerdote, cuyo corazón no supiese de paz, celebraría con pan sin bendecir y un cáliz sin vino”.

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